ANTECEDENTES.
La Historia se remonta a 1974, año en que se crean la Academia Mexicana de Ingeniería y la Academia Nacional de Ingeniería, que tuvieron una influencia destacada en las decisiones que se tomaron, sobre las diferentes especialidades y temas relacionados con la transformación de la naturaleza en beneficio del hombre, durante el tiempo en que ambas estuvieron operando.
Sin embargo, para lograr la unidad y el fortalecimiento del medio, se puso en marcha un proceso de fusión, que culminó el 12 de febrero de 2002. Surgió así la Academia de Ingeniería, en la que se agremian los más importantes profesionales, reconocidos por su labor en el campo de la ingeniería, principalmente en la docencia, la investigación, la industria y los servicios públicos y privados.
La unión de ambas organizaciones en una sola, ha dado por resultado una Academia más activa y vigorosa que, en las circunstancias actuales de nuestro país y en las previsibles del futuro, contribuir a concientizar a la sociedad sobre la necesidad de contar con una Ingeniería Mexicana fuerte, moderna y de alta calidad.
QUIÉNES SOMOS.
La Academia de Ingeniería de México es una asociación sin fines de lucro cuyo objeto es el de promover y difundir la vocación, educación, ejercicio profesional, investigación e innovación en la ingeniería, al más alto nivel y con compromiso social. Por ello, busca reunir en su seno y favorecer la participación y colaboración de los más distinguidos ingenieros y profesionales afines del país y del extranjero para contribuir al desarrollo equitativo, creciente y sustentable de México.
¿QUÉ HACEMOS?.
Con objeto de recuperar nuestra relevancia y protagonismo, en la Academia de Ingeniería de México hemos decidido aportar posicionamientos y propuestas de política pública sobre ocho grandes retos de la ingeniería mexicana que son:
La alimentación y desarrollo rural, en donde en este tema nos interesa aportar conocimiento sobre la seguridad alimentaria del país. Competitividad e innovación, por la importancia que requieren estos dos temas para el futuro de la economía y, finalmente, el desarrollo del país. En la educación en la investigación en ingeniería, en donde debemos atrevernos a cambiar paradigmas en la formación de los ingenieros y desarrollo de conocimiento.
En la energía y la sustentabilidad, con grandes retos en la formación de profesionistas, especialmente ingenieros, y en los cuales la Academia de Ingeniería ahora funge como el Secretario Técnico del Observatorio de Talento del Programa Estratégico de Formación de Recursos Humanos del Sector Energético a solicitud de la Secretaría de Energía.
En la infraestructura, transporte y ciudades, en donde para estas últimas la Academia está preparando propuesta sobre cómo debe ser la ingeniería de las ciudades del futuro de nuestro país. Manufactura y servicios, reconociendo que el 90% de las exportaciones de México son precisamente del sector manufacturero, un sector cada vez más integrado a la región de América del Norte.
El de recursos naturales y cambio climático, en donde señaladamente se encuentra el agua, un recurso natural fundamental como sabemos, y que su ley requiere de una revisión y de una actualización. Y en el tema de salud, en donde cada vez más los procesos de solución de las enfermedades requieren de la intervención de procesos más sofisticados en donde los ingenieros son fundamentales.
Además de esto, en la Academia estamos trabajando en diversas propuestas sobre la planeación y desarrollo de proyectos de obra pública, de modo que su ejecución sea más eficiente, eficaz y transparente.
Para renovar nuestra ingeniería, resulta entonces urgente trazarnos un plan de trabajo, una hoja de ruta que guíe nuestra práctica. Para ello:
Establecer una cultura de la innovación en la formación de nuevos ingenieros, que se actualicen planes y programas de estudio, para que incorporen nuevos sistemas de pensamiento y enseñanza, preparen a los egresados de manera rigurosa para seguir aprendiendo toda la vida en un escenario de cambio tecnológico acelerado y, al mismo tiempo, se proporcionen las bases para analizar y replantear las políticas públicas. Un primer paso se ha dado en el sector energético, pero quedan los otros por atender.
Las empresas de ingeniería, requieren realizar cambios para competir en el ámbito internacional. Necesitamos estimular en ellas la inversión en la preparación del personal técnico como parte esencial de sus actividades cotidianas. La formación básica se adquiere en las aulas; los ingenieros se hacen en la práctica de todos los días. Asimismo, se requiere que las empresas cuenten con los estímulos y certidumbre del trabajo para que inviertan en herramientas científicas y tecnológicas de última generación. Sólo las empresas mejor preparadas tendrán mayores probabilidades de éxito.
El gobierno necesita fortalecer la capacidad técnica de las instituciones públicas, así como destinar más recursos con mayor oportunidad para la infraestructura. El gobierno debe promover en forma decidida y continua el fortalecimiento de las empresas mexicanas. Esta medida es consistente con la práctica de los países más avanzados con los que competimos. Asimismo, es necesario establecer las condiciones para una vinculación efectiva entre la academia, la iniciativa privada y el sector público, que facilite la participación conjunta en el diseño y ejecución de los proyectos, en la formación de talento, así como en la innovación tecnológica.
En el ámbito de la contratación de infraestructura pública se necesitan cuatro cosas:
1. Establecer un sistema de planeación de mediano y largo plazos que permita tener un banco de estudios y proyectos.
2. Simplificar los procesos de contratación y ejecución, así como promover la justipreciación de la ingeniería de proyecto.
3. Modernizar los procesos de auditoría y de solución de controversias.
4. Fortalecer la vinculación de escuelas, empresas e instituciones gremiales con sus contrapartes en otros países. Aprendamos y asimilemos de ellos, pero también compartamos nuestro saber. Diseñar y operar un programa de comunicación social para revertir la injusta imagen en la población sobre la calidad, la capacidad y la ética de la ingeniería mexicana.
Hoy en día, la percepción social sobre la deficiente calidad técnica e integridad de la ingeniería mexicana, se ha exacerbado. En parte derivado de los proyectos mal definidos y planeados.
Esta mala percepción ha afectado al ánimo y la ambición de nuestros ingenieros, dejando un gremio paralizado, con falta de confianza en sí mismo y quizá sin rumbo.
Es cierto que la ingeniería mexicana no pasa por sus mejores momentos y requiere urgentemente renovarse y, en varios aspectos, reinventarse. Se necesita claramente definir cómo se quiere que sea la ingeniería mexicana de este siglo.
Una ingeniería innovadora, competitiva, relevante y protagónica, basada en el conocimiento y la integridad, promoverá el desarrollo social y económico sustentable y equitativo.
Cada año, la Academia de Ingeniería de México lanza una convocatoria para proponer candidatos a ingresar a la misma.
Va dirigida a profesionales interesados a participar como Académicos Titulares y Correspondientes.
La solicitud de ingreso, contiene 5 requerimientos generales
El Proceso de Evaluación, lo lleva a cabo el Comité de Admisión, e incluye: – Evaluación de la actividad preponderante – Revisión del expediente – Resolución por votación secreta.
Una vez aceptado el candidato, debe completar el Proceso de Ingreso (3 ETAPAS), para el cual tiene hasta 12 meses.
En el tiempo transcurrido, los conocimientos, habilidades y experiencias de los académicos se ha concentrado en el estudio, análisis y discusión de los principales problemas que aquejan a México en el campo de la Ingeniería, a través de mesas redondas, simposia, conferencias y congresos, de los que han emanado innumerables propuestas de solución.
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